Las formaciones turbosas del enclave de Usabelartza se ubican en una zona de cabecera de la red fluvial de la ZEC Leitzaran.

Estos mires o trampales acidófilos-esfagnales aparecen en una zona de collado o ladera de escasa pendiente, en la que la abundante pluviometría local queda retenida formando suelos hidromórficos favorables para estas formaciones. Esto, unido a la litología local aflorante, con predominio silíceo, permite el desarrollo de flora acidófila, que soporta el importante lavado de nutrientes que se produce y su carácter de suelos permanentemente encharcados. En este sentido los briófitos del género Sphagnum son buenos especialistas, por lo que están bien representados en este enclave. El humedal tiene una morfología irregular, lobulada, que se reparte entre zonas de plantaciones forestales diversas (Picea sp., Chamaecyparis lawsoniana, Pinus nigra, Larix, sp.) y un amplio cortafuegos –de 70 m de anchura- que cruza el humedal en sentido este-oeste. También es relevante para su conservación la presencia de una pista y una senda frecuentada por montañeros en su ascenso a la cercana cima de Adarra.

VALORES MÁS RELEVANTES

Singularidad
Los trampales acidófilos de Usabelartza tienen relevancia por el valor intrínseco de estos enclaves, que intercalan hábitats diferenciados enriqueciendo la biodiversidad del mosaico de brezales y plantaciones forestales, además de proporcionar recursos a los ecosistemas circundantes, muy relacionados con la disponibilidad de agua (zonas de cría y de consumo de agua para fauna, focos de recolonización para especies de flora, etc.).

Valores biológicos y ecológicos
El valor principal desde el punto de vista ecológico lo constituyen los trampales acidófilos-esfagnales (7140), que con una superficie que puede parecer modesta (5,7 ha) destaca en el contexto regional (solo superada por enclaves de los montes Gorbeia y Ordunte). Por su ubicación, intermedia entre la zona costera – extremo occidental de los Pirineos (al noreste) y las zonas de montaña de la Divisoria de aguas atlántico-mediterránea (al suroeste), contribuye a la conectividad ecológica de estos enclaves entre la Cornisa cantábrica y los Pirineos. Alberga una especie de flora con un importante nivel de amenaza: Drosera intermedia. Esta planta insectívora está presente únicamente en tres enclaves en la CAPV:  Jaizkibel y Usabelartza (objeto de acciones del proyecto TREMEDAL) e Izki (objeto de acciones del proyecto LIFE Pro-Izki). En las zonas no cubiertas por plantaciones forestales –el cortafuegos- los trampales se mantienen en equilibrio con el hábitat prioritario 6230* Formaciones herbosas con Nardus.

Valores históricos y paleoecológicos
En Usabelartza están presentes unas de las escasas turberas de la CAPV con depósitos de turba que se han conservado hasta nuestros días. En una de sus zonas los depósitos superan los 150 cm, por lo que reviste interés desde el punto de vista paleoecológico.

Hábitats de Interés Comunitario

• 6230* formaciones herbosas con Nardus.
• 7140 Mires de transición.

Flora
Lo más destacable es la ya mencionada Drosera intermedia, catalogada en la CAPV como En peligro de extinción por su nivel de amenaza.

Fauna
No se cuenta con información específica sobre fauna asociada a las turberas de Usabelartza. Por su distribución en la CAPV, es previsible la presencia de Zooteca vivipara (Lagartija de turbera). En cuanto a invertebrados, se ha citado la presencia de los odonatos Onychogomphus uncatus (LC) y Orthetrum coerulescens (no amenazada).

ESTADO ACTUAL

Los principales factores negativos que afectan a las turberas de Usabelartza son:

• Plantaciones forestales: contribuyen a su desecación y generan sombra que perjudica a las especies de turbera heliófilas, de gran valor.
• Pista forestal: altera el funcionamiento hídrico del sistema. También se generan ocasionalmente tránsitos alternativos de vehículos motorizados.
• Senda: se producen tránsitos alternativos que generan daños por pisoteo y pequeños procesos erosivos.

DIRECTRICES PARA LA GESTIÓN Y LA CONSERVACIÓN

Con el fin de corregir las presiones que operan en Usabelartza, las líneas de actuación previstas son:

1. Retiro forestal. Esta medida está destinada a reducir la presión que ejercen las plantaciones colindantes. Se plantea eliminar este arbolado en un perímetro de 25 m desde el margen del humedal hidroturboso.
2. Eliminación de especies alóctonas. Se procederá a eliminar un rodal de Chamaecyparis lawsoniana que queda rodeado por dos brazos de turberas, entre la pista y el arroyuelo de salida de la vaguada septentrional.
3. Corrección hidrológica. Se llevarán a cabo tres medidas:
   • Realización de drenajes transversales bajo una pista que asciende hacia el monte Adarra por el área de recarga y alimentación hídrica de la parte más valiosa del humedal, la única que presenta depósitos de turba.  Con el fin de que los caudales lleguen del modo más difuso posible, no se concentrará el agua circulante en un único drenaje, sino que se recurrirá a varios repartidos por todo el tramo. Se tendrá en cuenta el riesgo de llegada de sedimentos al humedal tanto durante la ejecución de la obra como posteriormente, aplicando medidas de retención de finos.
   • Modificación de una zanja existente entre la pista y el monumento megalítico, creando mediante un dique una lámina de agua. De este modo se corrige el impacto negativo que origina sobre el funcionamiento hídrico de este enclave y se introduce diversidad al proporcionar un hábitat para anfibios e invertebrados.
   • Rellenado de la zanja que hay al otro lado de la pista, al sur de la anterior. También busca corregir el efecto sobre el drenaje local.
4. Corrección topográfica. Se eliminará y restaurará la traza de pista que se interna en la vaguada septentrional, atravesando el arroyuelo. El objetivo es tanto recuperar esta zona como evitar la circulación de cualquier tipo de vehículo por esta zona.
5. Acondicionamiento de la senda.  Se trata del camino tradicional, anterior a la pista que va por la parte más elevada del collado, entre la divisoria de ambas zonas húmedas. Su arreglo canalizará por él los recorridos de senderistas, evitando la proliferación de itinerarios alternativos. Se plantea también un tratamiento ligero del terreno para disuadir a los senderistas de emplear recorridos alternativos y favorecer su recuperación y que en el menor tiempo posible no sea observable la traza. Se recurrirá a laboreo manual y balizado de las zonas intervenidas.